Los estudiantes de secundaria que comenzaron las clases aproximadamente una hora más tarde que los estudiantes de las escuelas vecinas dormían un promedio de 43 minutos más por noche, según un estudio financiado por el Instituto Nacional de Salud Infantil y Desarrollo Humano Eunice Kennedy Shriver (NICHD), parte de los Institutos Nacionales de Salud (National Institutes of Health, NHI). Los autores del estudio escribieron que el horario de inicio de la mañana más tardío se adaptó al período de sueño natural de los adolescentes, que comienza aproximadamente dos horas más tarde que el de los niños más pequeños. Los adolescentes en las escuelas de inicio tardío también dormían menos en las noches de fin de semana que sus homólogos en las escuelas de inicio temprano, lo que sugiere que tenían menos necesidad de compensar el sueño perdido en las noches escolares.
El estudio fue dirigido por Rachel Widome, Ph. D., de la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Minnesota en Minneapolis. Aparece en JAMA Pediatrics.
Antecedentes
Aunque se recomiendan de 8 a 10 horas de sueño por noche para los adolescentes, más de la mitad de los adolescentes de 16 años duermen regularmente menos de 7 horas, señalaron los autores del estudio. La deuda de sueño (la diferencia entre la cantidad de sueño necesaria y la cantidad obtenida) se relacionad con un mayor riesgo de diabetes tipo 2, presión arterial alta y lesiones.
Los cambios fisiológicos que ocurren en la adolescencia retrasan la aparición del sueño más de dos horas con respecto a lo que ocurre en los niños más pequeños, lo que dificulta que los adolescentes se duerman antes de las 11 p. m. y se despierten antes de las 8 a. m. A pesar de las recomendaciones de salud pública de que las escuelas secundarias comiencen su actividad a las 8:30 a. m. o más tarde, menos del 15 % de las escuelas secundarias de los EE. UU. lo hacen, y el 42 % comienza a las 8 a. m. o antes. Algunos estudios han sugerido que los horarios de inicio escolar más tempranos están relacionados con mejoras en la seguridad de conducción de los adolescentes, el rendimiento académico, la salud mental y la asistencia a la escuela.
El estudio actual coincidió con un cambio en los horarios de inicio de dos escuelas en el área de Minneapolis y St. Paul. Las escuelas cambiaron de 7:30 y 7:45 a. m. a 8:20 y 8:50 a. m., respectivamente. Otras tres escuelas del área mantuvieron el horario de inicio a las 7:30 a. m. Los investigadores inscribieron a estudiantes de 9.º grado en las cinco escuelas y documentaron sus hábitos de sueño hasta el 11.º grado.
Para registrar sus horas de sueño, todos los estudiantes usaron una unidad de actigrafía de muñeca, un dispositivo similar a un reloj de pulsera que documenta los períodos de sueño mediante la recopilación de datos de la luz y el movimiento. También ingresaron en un registro de sueño las veces que se acostaron y se levantaron de la cama.
Resultados
De los 455 estudiantes que completaron el estudio, 214 asistieron a las escuelas de inicio retrasado y 241 asistieron a las escuelas de inicio temprano.
Para el 10.º grado, los estudiantes en las escuelas de inicio retrasado tenían un promedio de 41 minutos más de sueño por noche que los estudiantes de las escuelas de inicio temprano. Para el 11.º grado, los estudiantes de las escuelas de inicio retrasado tenían un promedio de 43 minutos más de sueño por noche. Los estudiantes de las escuelas de inicio retrasado no se durmieron más tarde, en promedio, que los estudiantes de las escuelas de inicio temprano.
Para el 10.º grado, los estudiantes de las escuelas de inicio retrasado dormían un promedio de 24 minutos menos en las noches de fin de semana que los estudiantes de las escuelas de inicio temprano, lo que sugiere que los estudiantes de las escuelas de inicio temprano tenían una mayor necesidad de recuperar el sueño perdido durante la semana escolar. Del mismo modo, para el 11.º grado, los estudiantes de las escuelas de inicio retrasado dormían un promedio de 34 minutos menos en las noches de los fines de semana.
Importancia
Los autores concluyeron que el horario de inicio escolar retrasado podría ayudar a mejorar la falta de sueño entre los adolescentes.
Próximos pasos
Los autores solicitaron una investigación adicional para determinar si el sueño adicional resultante del horario de inicio escolar retrasado podría tener beneficios adicionales con respecto a la seguridad de conducción de los adolescentes, el rendimiento académico, la salud mental, la asistencia a la escuela y la obesidad.
Referencia
Widome, R, et al. Association of Delaying School Start Time With Sleep Duration, Timing, and Quality Among Adolescents. JAMA Pediatrics.2020.