A los 18 años, los jóvenes con VIH podrían tener una esperanza de vida más corta que los jóvenes sin VIH, según una simulación que realizaron investigadores científicos financiados por los Institutos Nacionales de la Salud (NIH). Las estimaciones oscilaban entre unos 10 y 20 años perdidos en función del sexo asignado al nacer, de si el VIH estaba presente al nacer o se adquirió más tarde, y de si los jóvenes recibían una atención ideal del VIH. Los autores concluyeron que se necesitan intervenciones centradas en la atención del VIH y en los factores sociales para mejorar la esperanza de vida de los jóvenes con VIH en los Estados Unidos.
Anne M. Neilan, M.D., del Hospital General de Massachusetts, dirigió el equipo de investigación científica. El trabajo aparece en JAMA Health Forum. El financiamiento de los NIH fue otorgado por el Instituto Nacional de Salud Infantil y Desarrollo Humano (NICHD) Eunice Kennedy Shriver y el Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas de los NIH.
Antecedentes
Según las estimaciones más recientes de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades, hay aproximadamente 42,000 jóvenes estadounidenses de 13 a 24 años que viven con el VIH. Entre ellos se incluyen los jóvenes que adquirieron el VIH en el útero o aproximadamente en el momento del nacimiento, también llamado VIH perinatal (PHIV), y los jóvenes que adquirieron el VIH en algún momento después del nacimiento, o VIH no perinatal (NPHIV).
Estos grupos difieren en aspectos que podrían influir en su salud. Los jóvenes con PHIV podrían haber comenzado el tratamiento con regímenes del VIH que ahora están obsoletos o podrían haber presentado variantes del VIH resistentes al tratamiento. También podrían tener dificultades en la transición de tener un cuidador adulto a gestionar su propia atención, y es posible que se enfrenten a un mayor riesgo de complicaciones a largo plazo por el VIH y los tratamientos antirretrovirales. Los jóvenes con NPHIV tienen más probabilidades de ser varones al nacer, de ser hombres que tienen relaciones sexuales con hombres, de haberse inyectado drogas y de haber tenido relaciones sexuales de riesgo.
Resultados
Las tasas de esperanza de vida pueden orientar las políticas de atención médica y la distribución de los recursos de atención médica, también en el caso de los jóvenes con VIH que se acercan a la edad adulta. Por este motivo, el equipo del estudio desarrolló un modelo de microsimulación para comparar la esperanza de vida entre los jóvenes con PHIV, con NPHIV y sin VIH. Los tres grupos se modelaron con distribuciones raciales idénticas. Los autores también desarrollaron escenarios para evaluar los efectos de los esfuerzos por mantener altos los recuentos de CD4 (una medida de la salud inmunitaria en el VIH), cumplir los tratamientos antirretrovirales, continuar recibiendo atención y volver a recibirla después de una interrupción. Los investigadores científicos basaron sus simulaciones en datos de la Red de Estudios de Medicina del Adolescente para Intervenciones contra el VIH/SIDA, la Red Internacional de Estudios Clínicos sobre el SIDA en las Madres, los Niños y los Adolescentes, y en las causas de muerte relacionadas y no relacionadas con el VIH, que podrían estar influidas por el sexo asignado al nacer, la edad, la raza y el origen étnico.
El equipo descubrió que los jóvenes varones sin VIH tenían una esperanza de vida prevista de 76.3 años y las jóvenes mujeres, de 81.7 años. En comparación, los jóvenes varones con PHIV podrían esperar vivir 10.4 años menos, y los jóvenes varones con NPHIV, 15 años menos. Las jóvenes mujeres con PHIV tenían 11.8 años menos previstos, en comparación con las jóvenes mujeres sin VIH. Las jóvenes mujeres con VIH tenían 19.5 años menos previstos.
En el caso de los jóvenes que recibían una atención ideal del VIH, los jóvenes de ambos sexos con PHIV podían esperar una esperanza de vida unos seis meses menor que los que no tenían VIH. Sin embargo, los varones con NPHIV podían esperar seis años menos, y las mujeres, 10.4 años menos.
Importancia
Según los autores del estudio, los resultados sugieren que la diferencia entre los grupos con atención ideal y sin atención ideal no es atribuible al VIH en sí, sino a factores sistémicos, sociales y conductuales, y que estas cuestiones deben abordarse para mejorar la esperanza de vida. Por ejemplo, los autores del estudio citaron la pobreza, la vivienda, la elegibilidad para el seguro, el transporte, la mala coordinación de la atención médica entre proveedores y en todo el sistema de atención médica, y el estigma del VIH. Los autores agregaron que sus hallazgos sugieren que todos los jóvenes con VIH se beneficiarían de intervenciones para mejorar el compromiso con la atención del VIH.
Referencia
Neilan, AM, et al. Projected life expectancy for adolescents with HIV in the US. JAMA Health Forum. 2024.