Un fuerte vínculo emocional con una mascota, en particular con un perro, podría ayudar a aliviar la depresión y la ansiedad, especialmente entre adultos que fueron víctimas de maltrato infantil, según sugiere un pequeño estudio de mujeres mayores financiado por los Institutos Nacionales de la Salud. En todos los adultos del estudio, los investigadores científicos hallaron una conexión entre puntuaciones altas en cuestionarios sobre el vínculo con las mascotas y puntuaciones más bajas en medidas de depresión y ansiedad. La conexión era mayor entre los adultos que habían padecido maltrato infantil. Según los investigadores científicos, los resultados sugieren que futuros estudios sobre el tema podrían aportar nuevas estrategias para prevenir y tratar la depresión y la ansiedad en personas que han padecido maltrato infantil.
El estudio fue realizado por Eva S. Schernhammer, M.D., DrPH, de la Facultad de Medicina de Harvard, y sus colegas. Aparece en JAMA Network Open. El Instituto Nacional de la Salud Infantil y Desarrollo Humano (NICHD) Eunice Kennedy Shriver, el Instituto Nacional del Cáncer, el Instituto Nacional del Corazón, los Pulmones y la Sangre, y el Instituto Nacional de Ciencias de la Salud Ambiental de los Institutos Nacionales de la Salud (NIH) proporcionaron la financiación.
Antecedentes
Entre los adultos estadounidenses mayores de 45 años, las mujeres tienen más probabilidades que los hombres de presentar síntomas de depresión y ansiedad . Se necesitan más estudios para identificar los factores de riesgo de estas afecciones.
Los estudios anteriores acerca de si la tenencia de mascotas alivia la depresión y la ansiedad han arrojado resultados mixtos. Los autores del estudio actual teorizan que la tenencia de mascotas podría no influir directamente en los síntomas de la depresión y la ansiedad, sino ejercer su influencia a través de la calidad del vínculo que las personas tienen con sus mascotas.
Resultados
Para el estudio actual, los investigadores científicos analizaron los datos de un estudio anterior . De los 214 participantes, el 72.6% tenía antecedentes de maltrato físico y abuso sexual en la infancia, que se sabe que aumentan el riesgo de depresión y ansiedad. La edad promedio de los participantes era de unos 60 a 61 años.
Todos respondieron a cuestionarios que evaluaban sus síntomas de ansiedad y depresión. También respondieron a un cuestionario sobre si tenían perros, gatos, pájaros u otros animales. Un total de 140 participantes que tenían mascotas respondieron a otro cuestionario que medía el vínculo que tenían con ellas. De ellos, 78 tenían perros y 46, gatos.
En general, los que tenían un vínculo más fuerte con su mascota obtuvieron puntuaciones más bajas en la medida de ansiedad generalizada (por ejemplo, preocupación por diversos aspectos de la vida, como las responsabilidades laborales o la salud familiar). Un vínculo más fuerte con los perros se asoció con puntuaciones más bajas en depresión y ansiedad generalizada. Los investigadores no encontraron ninguna conexión entre el vínculo con los gatos y la depresión o la ansiedad, aunque señalaron que es posible que el número de personas con gatos en el estudio no haya sido lo suficientemente significativo como para detectar una conexión.
Todas las conexiones entre el vínculo, la depresión y la ansiedad fueron más fuertes en el grupo que había padecido maltrato infantil.
Importancia
Los investigadores científicos teorizaron que, dado que las víctimas de maltrato no suelen establecer vínculos sólidos con los seres humanos, es posible que lo hayan compensado formando vínculos fuertes con sus mascotas. A su vez, estos vínculos pueden protegerlos contra la ansiedad y la depresión.
Próximos pasos
Los autores piden que se realicen más estudios sobre el vínculo con las mascotas para identificar estrategias de prevención y tratamiento de la depresión y la ansiedad en personas que han padecido maltrato físico y abuso sexual en la infancia.
Referencia
Zebrowska, M, et al. Pet Attachment and Anxiety and Depression in Middle-Aged and Older Women. JAMA Network Open. 2024. doi:10.1001/jamanetworkopen.2024.24810