¿Cuáles son los tratamientos para la espina bífida y los trastornos relacionados?

Espina bífida abierta

Un bebé con espina bífida abierta (mielomeningocele), en el que la médula espinal está expuesta, puede someterse a cirugía para cerrar la abertura en la espalda antes del nacimiento o dentro de los primeros días después de nacer.

Hidrocefalia

Si un bebé con espina bífida tiene hidrocefalia (agua en el cerebro), el cirujano puede implantar una válvula —un pequeño tubo para extraer fluido— para drenar el líquido adicional y así aliviar la presión en el cerebro. Es posible que la válvula deba reemplazarse durante la niñez.

Médula espinal atada

Para un niño con esta enfermedad, en la que la médula espinal está atada al canal espinal y se estira a medida que el niño crece, la cirugía puede separar la médula espinal del tejido que la rodea, permitiendo así que el niño recupere su nivel habitual de funcionamiento.

Parálisis, limitaciones en la movilidad

Las personas con espina bífida utilizan diferentes elementos para moverse, de acuerdo a sus necesidades. Tal vez puedan caminar sin ayuda, o necesiten usar soportes, muletas, caminadores o sillas de ruedas.

Infecciones del tracto urinario, incontinencia urinaria e intestinal

Las personas con espina bífida abierta a menudo sufren daño en los nervios que impide que la vejiga se vacíe por completo. Esta enfermedad puede causar infecciones del tracto urinario y daño renal. El niño o los padres pueden abordar este problema al insertar un tubo plástico llamado catéter en la vejiga varias veces al día, para permitir que la vejiga se vacíe por completo. Determinados medicamentos, inyecciones y cirugías también pueden ayudar con la incontinencia y preservar la función renal y de la vejiga a largo plazo. Los niños con espina bífida deben consultar a un urólogo (un médico especializado en problemas del tracto urinario) de forma periódica.


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