¿Qué es un TBI?
Un TBI es una lesión súbita provocada por una fuerza externa que afecta el funcionamiento del cerebro. Puede ser provocado por un choque o un golpe en la cabeza (lesión craneal cerrada) o por un objeto que penetra en el cráneo (llamado lesión penetrante). Algunos TBI provocan problemas leves y temporales, pero un TBI más grave puede provocar síntomas físicos y psicológicos graves, coma e incluso la muerte.1
Un TBI incluye, a modo de ejemplo, varios tipos de lesiones en el cerebro:
- Hay fractura de cráneo cuando se quiebra el cráneo. Los pedazos del cráneo fracturado pueden cortar el cerebro y lesionarlo. También podría tratarse de un objeto, como una bala, que perfora el cráneo e ingresa al cerebro.
- Una contusión es un hematoma en el cerebro. En este caso, los tejidos cerebrales inflamados se mezclan con sangre que sale de los vasos sanguíneos rotos. Puede provocarse una contusión cuando se sacude la cabeza de un lado a otro y el cerebro se golpea contra el cráneo, como en un choque automovilístico, un accidente deportivo o en el caso del síndrome del niño sacudido.
- El hematoma intracraneal se produce cuando se daña un vaso sanguíneo importante en el cerebro o entre el cerebro y el cráneo, lo que provoca sangrado.1,2
- La anoxia, ausencia de oxígeno en el cerebro, provoca daños en el tejido cerebral.
La forma más común de TBI es la conmoción cerebral.1 Puede producirse una conmoción cerebral cuando se sacude la cabeza o el cuerpo de un lado a otro rápidamente, como durante un accidente automovilístico o una lesión deportiva. La conmoción cerebral con frecuencia se conoce como un "TBI leve" porque en general no pone en riesgo la vida. Sin embargo, puede causar problemas graves y las investigaciones sugieren que las conmociones cerebrales reiteradas pueden ser particularmente peligrosas.3,4
Una persona que tiene un TBI puede tener alguno de los mismos síntomas que una persona que tiene una lesión cerebral que no es provocada por un trauma. A diferencia del TBI, este tipo de lesión no se debe a una fuerza externa sino a un problema interno, como un accidente cerebrovascular o una infección. Ambos tipos de lesiones pueden tener efectos graves y a largo plazo en la cognición y el funcionamiento de una persona.5,6
Cualquier persona puede sufrir un TBI pero determinados grupos corren más riesgo que otros. En los últimos años, los TBI en los miembros de las fuerzas armadas se volvieron particularmente preocupantes, ya que buena parte del personal militar en Irak y Afganistán corre riesgo de sufrir un TBI al estar expuesto a artefactos explosivos improvisados. Han habido informes de lesiones en la cabeza y el cuello, incluidos traumatismos cerebrales graves, en 1 de cada 4 miembros militares evacuados de estos conflictos.7