Las visitas prenatales regulares ayudan al proveedor de atención médica a identificar posibles problemas de salud de forma temprana y a tomar medidas para manejarlos, para proteger la salud de la madre y del feto en desarrollo. Tener presente los síntomas de estas afecciones y recibir cuidados prenatales regulares puede evitar problemas de salud y puede ayudarla a recibir tratamiento tan pronto como sea posible.
Estoy problemas incluyen1:
La anemia ocurre cuando el recuento de glóbulos rojos (hemoglobina o hematocrito) es bajo. La anemia por deficiencia de hierro es el tipo más frecuente de anemia. El hierro es parte de la hemoglobina que permite a la sangre transportar oxígeno. Las mujeres embarazadas necesitan más hierro de lo normal para la mayor cantidad de sangre en el cuerpo y para el bebé en desarrollo.2 Los síntomas de deficiencia de hierro incluyen sensación de cansancio o debilidad, palidez, sensación de desmayo o falta de aire. Su proveedor de atención médica podrá recomendarle suplementos de hierro y de ácido fólico.3
La diabetes gestacional se produce cuando se halla que los niveles de azúcar en sangre son demasiado altos durante el embarazo. La cantidad de mujeres afectadas por esta afección actualmente se desconoce pero puede ser de hasta el 9 % de los embarazos en los Estados Unidos, dependiendo de los criterios de diagnóstico y el perfil de riesgo de las mujeres.4 La mayoría de las veces, la afección se descubre usando un procedimiento de dos pasos: detección mediante la prueba de sobrecarga de glucosa aproximadamente a las 24 a 28 semanas de embarazo, seguida por la prueba de diagnóstico denominada prueba oral de tolerancia a la glucosa. La diabetes gestacional aumenta el riesgo de que el bebé sea demasiado grande (macrosomia), preeclampsia , una afección marcada por un aumento súbito en la presión arterial de la mujer embarazada junto con presencia de proteínas en la orina después de la semana 20 de embarazo), y cesárea. El tratamiento incluye control de los niveles de azúcar en sangre mediante una dieta saludable y ejercicio, y mediante medicamentos si los valores de azúcar en sangre siguen siendo altos.5
Muchas personas están familiarizadas con la fase “depresión postparto”, la cual se refiere a la depresión que ocurre después del nacimiento de un bebé. Pero ahora sabemos que eso no se da solamente durante el período postparto, y que no se trata simplemente de depresión.
Las mujeres experimentan depresión y ansiedad, al igual que otras afecciones de la salud mental, durante el embarazo y después de que nazca el bebé. Estas afecciones pueden tener efectos significativos en la salud de la madre y de su hijo.
La iniciativa La salud mental de las mamás es muy importante impulsada por el NICHD está diseñada para educar a las pacientes y a los proveedores de atención médica sobre quién está en riesgo de desarrollar depresión y ansiedad durante el embarazo y después del mismo, los signos de estos problemas y cómo ayudar. La iniciativa también incluye Información para parejas, familia y amigos sobre maneras de ayudar.
No hay una única causa para la depresión o la ansiedad durante el embarazo y después del mismo, pero los cambios hormonales, el estrés, los antecedentes familiares y los cambios en la bioquímica o la estructura del cerebro pueden tener un rol.6 Las mujeres que tienen complicaciones durante el embarazo tienen mayor riesgo de desarrollar depresión postparto que las mujeres que no tienen complicaciones.7
La depresión puede dañar al feto en desarrollo si no se cuida durante el embarazo, incluida la asistencia a visitas prenatales regulares y evitar consumir alcohol y fumar tabaco. Consulte a su proveedor de atención médica si se siente sobrepasada, triste o ansiosa. Aunque son afecciones serias, la depresión y la ansiedad son tratables.
Los posibles problemas del feto incluyen disminución del movimiento después de las 28 semanas de embarazo y que tenga un tamaño inferior al normal. Estos embarazos a menudo requieren un seguimiento más estricto, que incluye más pruebas como exámenes ecográficos, monitoreos cardíacos fetales y perfiles biofísicos, al igual que posible parto prematuro.
Las mujeres embarazadas que desarrollan presión arterial alta necesitan ser monitoreadas estrictamente para detectar preeclampsia.
Las infecciones, incluidas algunas infecciones de transmisión sexual (sexually transmitted infections, STI), pueden ocurrir durante el embarazo y/o el parto y pueden ocasionar complicaciones para la mujer embarazada, el embarazo, y el bebé después del parto. Obtenga más información sobre cómo las infecciones pueden afectar el embarazo y qué infecciones pueden causar problemas durante el embarazo.
Algunas mujeres experimentan náuseas y vómitos graves y persistentes durante el embarazo que exceden las típicas “náuseas matinales”. Se pueden recetar medicamentos para ayudar a controlar las náuseas. Las mujeres con hiperémesis gravídica pueden requerir hospitalización para recibir los líquidos y nutrientes que necesitan mediante un catéter en una vena. A menudo, esta afección disminuye para la semana 20 de embarazo.
La pérdida del embarazo por causas naturales antes de la semana 20 se considera un aborto espontáneo. Hasta un 20 % de los embarazos conocidos terminan en un aborto espontáneo.8 La causa más frecuente de aborto espontáneo en el primer trimestre son los problemas cromosómicos. Los síntomas pueden incluir contracciones o sangrado. Es común que haya un manchado en las primeras etapas del embarazo y no significa que ocurrirá un aborto espontáneo.
Esta afección ocurre cuando la placenta cubre parte de la apertura del cuello uterino dentro del útero. Esto puede causar un sangrado sin dolor durante el segundo y el tercer trimestre. El proveedor de atención médica podrá recomendar reposo. Puede ser necesaria una hospitalización si el sangrado es abundante o si continúa. Los problemas con la placenta pueden afectar la forma en que se produce el parto del bebé.
En algunas mujeres, la placenta se separa de la pared uterina interna. Esta separación, o desprendimiento, puede ser leve, moderada o grave. Si es grave, el feto no puede recibir el oxígeno y los nutrientes que necesita para sobrevivir. El desprendimiento de la placenta puede ocasionar sangrado, contracciones o sensibilidad uterina. El tratamiento depende de la gravedad del desprendimiento y de qué tan avanzado esté el embarazo. Los casos graves pueden requerir un parto prematuro.
La preeclampsia es el inicio rápido o súbito de presión arterial alta después de las primeras 20 semanas de embarazo. Esta afección causa presión arterial alta, hinchazón de manos y cara, dolor abdominal, visión borrosa, mareos y dolores de cabeza. En algunos casos, pueden ocurrir convulsiones, esto se denomina eclampsia. La única cura definitiva para la preeclampsia y la eclampsia es el nacimiento del bebé. Si esto derivara en un parto prematuro, entonces los riesgos y los beneficios del parto para la madre y el feto deben comparase con el riesgo asociado con hacer nacer al bebé de forma prematura.
Es mejor para los bebés si nacen después de las 39 o 40 semanas de embarazo (a término). Los pulmones, el hígado y el cerebro del feto pasan por un período de crecimiento crucial entre las 37 y 39 semanas de embarazo.
Iniciar el trabajo de parto antes de las 37 semanas de embarazo es un factor de riesgo importante de complicaciones del bebé y de futuros partos prematuros para la madre. A veces, cuando se presenta un riesgo de salud para la madre o el bebé, es necesario planificar el parto antes de las 39 semanas. Sin embargo, en un embarazo saludable, lo mejor es esperar al menos 39 semanas. Obtenga más información sobre por qué es importante esperar al menos 39 semanas para el parto en los embarazos saludables.
Citas
- Centers for Disease Control and Prevention. (Septiembre de 2015). Pregnancy Complications. Obtenido el 6 de enero de 2016 en http://www.cdc.gov/reproductivehealth/maternalinfanthealth/pregcomplications.htm
- National Institutes of Health Office of Dietary Supplements. (Noviembre de 2015). Dietary supplement factsheet: Iron. Obtenido el 6 de enero de 2016 en https://ods.od.nih.gov/factsheets/Iron-HealthProfessional/
- MedlinePlus. (13 de febrero de 2015). Iron deficiency anemia. Obtenido el 6 de enero de 2016 en http://www.nlm.nih.gov/medlineplus/ency/article/000584.htm
- DeSisto, C. L., Kim, S. Y., & Sharma, A. J. (2014).Prevalence estimates of gestational diabetes mellitus in the United States, Pregnancy Risk Assessment Monitoring Systems (PRAMS), 2007–2010.Preventing Chronic Disease, 11, E104.
- NICHD. (Junio de 2012). Fact sheet: Am I at risk for gestational diabetes? NIH Publication No. 12-4818. Obtenido el 6 de enero de 2016 en https://www.nichd.nih.gov/publications/pubs/Documents/gestational_diabetes_2012.pdf (PDF – 187 KB)
- Womenshealth.gov. (16 de julio de 2012). ePublications: Depression during and after pregnancy factsheet. Obtenido el 6 de enero de 2016, from http://www.womenshealth.gov/publications/our-publications/fact-sheet/depression-pregnancy.html
- Milgrom, J., Gemmill, A. W., Bilszta, J. L., Hayes, B., Barnett, B., Brooks, J., et al. (2008).Antenatal risk factors for postnatal depression: A large prospective study. Journal of Affective Disorders, 108(1–2), 147–157.
- MedlinePlus.(16 de noviembre de 2014). Miscarriage.Obtenido el 6 de enero de 2016 en http://www.nlm.nih.gov/medlineplus/ency/article/001488.htm