El NICHD se compromete a ayudar a las mujeres embarazadas y sus familias para proteger su salud durante la pandemia. El instituto inició varios estudios a gran escala en los Estados Unidos y el extranjero, con más proyectos planificados para 2021.
Un proyecto nacional busca determinar los efectos de la pandemia en los resultados durante y después del embarazo en los Estados Unidos. Los investigadores están analizando los registros médicos de las mujeres embarazadas para evaluar si los cambios en la prestación de atención médica que se implementaron como resultado de la pandemia han dado lugar a tasas más altas de complicaciones relacionadas con el embarazo y parto por cesárea. Para las mujeres con infecciones confirmadas, los investigadores también controlarán su salud durante seis semanas después del parto.
Un estudio global está rastreando la prevalencia del SARS-CoV-2 en mujeres embarazadas en países con bajos y medianos ingresos. El estudio examinará a 16,000 mujeres embarazadas y los investigadores están recopilando datos sobre los síntomas y están evaluando la presencia de anticuerpos contra el SARS-CoV-2. Asimismo, evaluarán el conocimiento y las actitudes de las mujeres hacia COVID-19, incluida la seguridad, las prácticas de protección y la atención prenatal. El estudio utiliza un registro de salud materna y neonatal existente para recopilar información sobre los resultados del embarazo para las mujeres, así como los resultados para sus recién nacidos. El estudio se realiza en Guatemala, Bangladesh, India, Pakistán, Kenia, República Democrática del Congo y Zambia.
El NICHD también está estudiando cómo el virus ingresa a una célula huésped para causar una infección. Por ejemplo, los investigadores del NICHD informaron que la placenta carece de las instrucciones celulares para producir las principales moléculas que utiliza el virus SARS-CoV-2 para provocar la infección. Para infectar una célula, el virus requiere que dos componentes principales, un receptor denominado ACE2 y una enzima denominada TMPRSS2, estén presentes en una célula al mismo tiempo. La placenta no parece coexpresar estos dos componentes. Estos hallazgos sugieren que incluso si una mujer embarazada está infectada, es poco probable que transmita el virus a su feto a través de los mediadores tradicionales de entrada celular. Esto contrasta con otras infecciones virales, como el Zika o el citomegalovirus.
Según estos resultados, un estudio posterior respaldado por el NICHD descubrió que las mujeres embarazadas que se habían infectado con SARS-CoV-2 durante el tercer trimestre no habían transmitido la infección a sus recién nacidos. Los investigadores no encontraron diferencias significativas entre los niveles de anticuerpos contra el SARS-CoV-2 producidos por mujeres embarazadas y no embarazadas. Sin embargo, el equipo del estudio observó niveles más bajos de lo esperado de anticuerpos protectores en la sangre del cordón umbilical, lo que puede indicar que los anticuerpos no pasan fácilmente a través de la placenta hacia el feto. Esto contrasta con la forma en que las mujeres embarazadas responden a una infección por influenza. Se necesita más trabajo para comprender cómo esto puede afectar la inmunidad de un recién nacido y mejorar las estrategias para vacunar a las mujeres embarazadas.