Científicos financiados por el NICHD, como parte del programa RADx-UP del NIH , (en inglés) están explorando cómo se transmite el COVID-19 en las escuelas para recopilar información que ayude a los estudiantes y los docentes a asistir a la escuela de forma segura durante la pandemia.
En abril y julio, el NICHD anunció la financiación de nuevos proyectos para identificar formas seguras de regresar a la presencialidad para los estudiantes y el personal en zonas con poblaciones vulnerables y de escasos recursos. El objetivo de los proyectos es abordar las necesidades de los niños que tienen una acceso desigual a las pruebas de COVID-19 y de aquellos que enfrentan obstáculos para asistir a clases de forma remota, por ejemplo, porque no tienen computadora o acceso a internet. Sin clases presenciales, muchos niños pierden acceso a las comidas servidas en la escuela, terapia del habla o terapia ocupacional y programas extracurriculares. La pérdida de esos servicios afecta en forma desproporcionada a las minorías, a niños con desventajas sociales y económicas, a niños con discapacidad y a aquellos que tienen afecciones médicas complejas. En el año se publicaron varios artículos sobre esos proyectos.
Un estudio apoyado por el NICHD hizo un seguimiento de la transmisión del COVID-19 (en inglés) en varios distritos escolares de Carolina del Norte cuando las escuelas retomaron las clases presenciales en el año escolar 2020–2021. Los investigadores hallaron que con estrategias básicas de mitigación, como el uso de mascarillas y el distanciamiento social, la transmisión de COVID-19 en las escuelas fue muy baja, incluso cuando la transmisión en las comunidades circundantes era alta. Los hallazgos indican que las escuelas que aplican estrategias básicas de mitigación pueden mantenerse abiertas incluso en zonas con alta transmisión comunitaria.
En otro estudio realizado en Carolina del Norte se investigó la transmisión en la escuela del COVID-19 durante un ola de casos comunitarios (en inglés). En el estudio se halló que las tasas de transmisión en las escuelas se mantuvieron bajas. Los hallazgos sugieren que las decisiones respecto del cierre de las escuelas deben basarse en las tasas de transmisión dentro de las escuela y no en las tasas comunitarias. Los investigadores también hallaron que la mayoría de las transmisiones en las escuelas secundarias se produjeron durante actividades deportivas, y señalaron la necesidad del cumplimiento estricto del uso de mascarillas y otras estrategias de mitigación durante esos eventos.
Científicos de St. Louis apoyados por el NICHD también investigaron maneras de optimizar la seguridad de las clases presenciales para niños con discapacidad intelectual y del desarrollo (IDD). El entorno del aprendizaje virtual puede ser difícil para los niños con IDD y sus familias, pero las personas con IDD también pueden ser más vulnerables a la enfermedad grave y las complicaciones si se infectan por coronavirus. En el estudio se halló que las pruebas semanales en saliva y otras medidas de seguridad aplicadas en las escuelas —como el uso de mascarillas y menor tamaño de la clase— eran eficaces para proteger al personal, a los niños y a sus familias.
Las investigaciones del NICHD ayudan a los administradores escolares y a las familias a desarrollar las mejores maneras para que los niños vuelvan a las aulas de forma segura y equitativa.