La investigación sobre todos los aspectos de la salud y el desarrollo de niños y adolescentes es fundamental para la misión del NICHD.
Investigadores con el apoyo del NICHD exploran el impacto de la nutrición en la salud desde los primeros años de la infancia hasta la adolescencia. Un grupo de investigadores identificó micronutrientes que posiblemente pueden contrarrestar los efectos perjudiciales de los metales tóxicos presentes en el medio ambiente. Los niños de comunidades desatendidas pueden correr un mayor riesgo de exposición al mercurio, el plomo y otros metales que tienen efectos bien conocidos en el cerebro en desarrollo e, incluso a niveles bajos, pueden alterar también el metabolismo de los lípidos del cuerpo y aumentar el riesgo de obesidad. El equipo del estudio descubrió que unos niveles adecuados de selenio o folato en la madre durante el embarazo podrían mitigar estos efectos en los niños, lo que subraya una posible intervención nutricional en estas comunidades.
Los investigadores con el apoyo del NICHD también evaluaron si el consumo de leche entera o de leche al 2% en los primeros años de la infancia estaba asociado con la obesidad y el riesgo de padecer cardiopatías o diabetes en la adolescencia. Actualmente, los pediatras de los Estados Unidos recomiendan que los niños de 2 años o más tomen leche baja en grasa, como leche al 1% o descremada. Sin embargo, el equipo del estudio no halló ninguna relación entre el consumo de leche de vaca con mayor grasa en la primera infancia y la obesidad , y la salud cardiometabólica perjudicial transcurrida más de una década. Estos resultados no respaldan las recomendaciones actuales de consumir leche con menos grasa en la infancia.
En otro estudio financiado por el NICHD, se evaluó si los programas de asistencia nutricional contribuyen a la obesidad. El Programa de Asistencia Nutricional Suplementaria, el Programa de Almuerzos Gratuitos y a Menor Costo y el Programa Especial de Nutrición Suplementaria para Mujeres, Bebés y Niños han contribuido a disminuir la inseguridad alimentaria de millones de estadounidenses con ingresos más bajos. Sin embargo, los críticos han cuestionado si también aumentan la obesidad. Los investigadores examinaron si la participación en los programas se relacionaba con la obesidad desde el jardín de infancia hasta el quinto grado, y no encontraron ninguna relación entre la participación y las puntuaciones de la desviación estándar del IMC, que son medidas del peso según la edad y el sexo de los niños. Los resultados indican que la participación en estos programas no aumenta el riesgo de obesidad en los niños.
El programa de la Ley de Mejores Productos Farmacéuticos para Niños (BPCA) del NICHD apoya la investigación para equipar a los proveedores con detalles sobre la dosificación, seguridad y eficacia de un medicamento en pacientes pediátricos. A los bebés y niños se les suelen recetar medicamentos "de uso no autorizado" porque muchos medicamentos carecen de directrices sobre seguridad y dosificación pediátricas. Además, la dosificación puede cambiar en función de muchos factores, como la edad del niño, el ADN que codifica el metabolismo (denominado farmacogenómica), etc. Un estudio desarrolló un modelo de dosificación para el uso de opioides en niños con obesidad mediante la evaluación de la variabilidad de la respuesta farmacológica del paciente. El fentanilo y la metadona se recetan habitualmente para tratar el dolor y el síndrome neonatal de abstinencia de opioides. Sin embargo, la infradosificación y la sobredosificación pueden causar efectos adversos graves. El estudio destaca la importancia de tener en cuenta tanto la edad como el estado de obesidad al seleccionar una dosis de fentanilo, así como la tasa metabólica del niño al seleccionar una dosis de metadona.
Con el financiamiento del NICHD, investigadores informaron los resultados a largo plazo tras la cirugía bariátrica en pacientes adolescentes con obesidad grave que no podía tratarse con terapias convencionales. Aunque se dispone de información posquirúrgica a largo plazo para adultos que se someten al mismo procedimiento quirúrgico, no se disponía de resultados a largo plazo en adolescentes. El equipo del estudio se puso en contacto con un grupo de 96 personas que se habían sometido a cirugía bariátrica en la adolescencia, aproximadamente unos 10 a 18 años antes. El equipo descubrió que los participantes presentaban reducciones significativas y prolongadas de peso, bajas tasas de complicaciones a largo plazo y reducciones en otros resultados relacionados con la salud, como la hipertensión arterial y la apnea del sueño. Los resultados son importantes para los adolescentes que se plantean la cirugía bariátrica y el posible impacto a largo plazo en su salud.
Algunos investigadores con el apoyo del NICHD realizaron un estudio piloto en adolescentes para comparar el tratamiento estándar de la diabetes tipo 1 con un tratamiento más fisiológico, un sistema híbrido de administración de insulina y monitorización de la glucosa que a veces se denomina "páncreas artificial". Este tipo de sistema de administración de insulina (también llamado sistema híbrido de circuito cerrado) combina una bomba de insulina con un monitor de glucosa para controlar automáticamente los niveles de azúcar en sangre durante el día y la noche. Por el contrario, el tratamiento convencional de la diabetes implica una monitorización periódica de la glucosa e inyecciones de insulina que el paciente o un cuidador inicia y realiza. La terapia convencional también incluye el uso de una bomba de insulina sin retroalimentación asociada a la monitorización continua de la glucosa. El equipo del estudio descubrió que el sistema combinado de bomba y monitorización mejoraba el control de la glucosa en sangre (es decir, evitaba los niveles altos y bajos de glucosa), lo que se traducía en mejores resultados cognitivos y de desarrollo neurológico. En comparación con la terapia convencional, los adolescentes que utilizaron el sistema combinado de bomba y monitorización obtuvieron puntuaciones cognitivas más altas y una actividad cerebral funcional consecuente con el desarrollo cerebral típico de los adolescentes, según las mediciones realizadas mediante resonancia magnética. Estos resultados sugieren que los cambios en el cerebro en desarrollo a causa de la diabetes tipo 1 son prevenibles y posiblemente reversibles con una administración fisiológica de insulina y un control riguroso de la glucosa.