A medida que la pandemia continúa en su tercer año, el NICHD continúa apoyando y realizando investigaciones para comprender los efectos a largo plazo del COVID-19 en el embarazo, el desarrollo infantil, la salud mental, y más.
A principios de este año, investigadores con el apoyo del NICHD informaron que los niños que nacieron durante la pandemia pueden experimentar ligeros retrasos en el desarrollo neurológico independientemente de si sus madres tuvieron COVID-19 durante el embarazo o no. Estos bebés obtuvieron puntuaciones ligeramente inferiores en determinadas pruebas de neurodesarrollo a los 6 meses de edad, en comparación con un grupo similar de bebés nacidos antes de la pandemia. Los resultados sugieren que los niños que nacieron durante la pandemia pueden necesitar un seguimiento a largo plazo para identificar y abordar rápidamente cualquier retraso futuro en su desarrollo.
Otro equipo con el financiamiento del NICHD descubrió que los suicidios juveniles aumentaron durante el primer año de la pandemia. Aunque el número y la proporción de suicidios juveniles variaron entre los distintos estados, cuando se consideraron conjuntamente los 14 estados del estudio, los investigadores observaron un aumento del número de suicidios entre los jóvenes de 10 a 19 años en comparación con la población general. Los resultados resaltan la necesidad de servicios de salud mental y prevención del suicidio para los jóvenes con el fin de ayudarles a enfrentar el estrés de la pandemia, así como la ampliación de la consejería de duelo para aquellos que perdieron a sus cuidadores a causa del COVID-19.
Los investigadores con el apoyo del NICHD también ampliaron nuestros conocimientos sobre los efectos del COVID-19 en el embarazo. Un estudio informó que las mujeres embarazadas con COVID-19 parecen tener un mayor riesgo de sufrir complicaciones comunes durante el embarazo, además de los riesgos para la salud derivados del virus, que las mujeres embarazadas sin COVID-19. El estudio, que incluyó a casi 2,400 mujeres embarazadas infectadas con el SARS-CoV-2, descubrió que las que tenían una infección de moderada a grave eran más propensas a tener un parto por cesárea, a dar a luz de forma prematura, a morir cerca del momento del nacimiento o a sufrir enfermedades graves por trastornos hipertensivos del embarazo, hemorragia posparto o por una infección distinta del SARS-CoV-2. También tenían más probabilidades de sufrir abortos espontáneos o mortinatos, o de que un bebé muriera durante el período neonatal. Los resultados subrayan la necesidad de que las mujeres en edad reproductiva y las embarazadas se vacunen y tomen otras precauciones para no infectarse con el SRAS-CoV-2
Los investigadores de NICHD también encontraron que el SARS-CoV-2 puede causar inflamación fetal incluso en ausencia de infección placentaria. Describieron respuestas inmunitarias maternas, fetales y placentarias únicas entre las mujeres embarazadas con COVID-19, incluidos cambios en los anticuerpos, tipos de células inmunitarias y marcadores inflamatorios en la sangre materna, la sangre del cordón umbilical y los tejidos placentarios. Los posibles efectos a largo plazo de estos procesos inflamatorios requieren estudios adicionales.