La terapia de manejo de la conducta trata de reforzar las conductas deseadas y reducir las conductas no deseadas. También sugiere qué pueden hacer los cuidadores antes, durante y después de los episodios de conductas problemáticas.
La terapia conductual con frecuencia se basa en el análisis conductual aplicado (ABA, por sus siglas en inglés), un enfoque ampliamente aceptado que lleva un registro de los avances de un niño en la mejora de sus habilidades.
Los diferentes tipos de ABA que suelen usarse para tratar el trastorno del espectro autista (ASD, por sus siglas en inglés) incluyen:
- Apoyo conductual positivo (PBS, por sus siglas en inglés). El PBS busca determinar por qué un niño desarrolla una conducta problemática en particular. Toma medidas para cambiar el entorno, enseñar habilidades y realizar otros cambios que tornen más positiva para el niño una conducta correcta. Esto alienta al niño a comportarse más apropiadamente.
- Entrenamiento en respuestas centrales (PRT, por sus siglas en inglés). El PRT se lleva a cabo en el entorno cotidiano del niño. Su objetivo es mejorar algunas habilidades “centrales”, como la motivación y el tomar la iniciativa para comunicarse. Esto ayuda al niño a aprender muchas otras habilidades y lidiar con diversas situaciones.
- Intervención conductual intensiva temprana (EIBI, por sus siglas en inglés). La EIBI brinda educación conductual individualizada para niños muy pequeños con ASD. Requiere una gran dedicación de tiempo y brinda educación personal o en grupos pequeños.
- Enseñanza de tareas discriminadas (DTT, por sus siglas en inglés). La DTT enseña habilidades de forma controlada y paso a paso. El docente usa retroalimentación positiva para alentar al niño a usar nuevas habilidades.
Tenga en cuenta que otras terapias conductuales, además de la ABA, también pueden ser efectivas para personas con ASD. Consulte al profesional de la salud sobre las mejores opciones para su hijo.